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Monedas flotantes |
¿Qué queremos decir con flotar la moneda?
La flotación monetaria, también conocida como tipo de cambio flotante o sistema de tipo de cambio flexible, es un sistema en el que el valor de una moneda en relación con otras monedas está determinado por el mercado, es decir, por la oferta y la demanda de divisas.
En otras palabras, flotar una moneda es abandonar el tipo de cambio de una moneda equiparándola con otras monedas para que quede completamente liberalizada, sin la intervención del gobierno o del banco central para determinarla.
En un sistema monetario flotante, el tipo de cambio se determina libremente en el mercado de divisas, sin intervención directa de las autoridades monetarias. Esto significa que el valor de la moneda puede fluctuar diariamente en función de factores como la oferta y la demanda de la moneda, los flujos comerciales,
los flujos de capital, las tasas de interés y otros eventos económicos.Por lo tanto, los bancos centrales no fijan un precio específico para sus monedas locales cuando siguen el enfoque de flotación absoluta, sino que el precio de la moneda aquí es similar al precio del oro y otros metales, que está sujeto a cambios diarios en los mercados globales, e incluso puede cambiar de una hora a otra.
Por el contrario, en un sistema de tipo de cambio fijo, las autoridades monetarias intervienen activamente para mantener el valor de la moneda dentro de un rango específico frente a una moneda de referencia, como el dólar estadounidense o el euro.
¿Cómo surgió la idea de las monidas flotantes?
La idea de implementar la flotación monetaria surgió en respuesta a las limitaciones y dificultades asociadas con los sistemas de tipo de cambio fijo, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, muchos países utilizaban el patrón oro o sistemas de tipo de cambio fijo basados en acuerdos internacionales. Sin embargo, durante la guerra, la convertibilidad de las monedas en oro se suspendió y se produjeron grandes desequilibrios económicos y monetarios.
Después de la guerra, se celebró la Conferencia de Bretton Woods en 1944, donde se estableció un nuevo sistema monetario internacional. Según este sistema, las monedas se fijarían con respecto al dólar estadounidense, y el dólar estaría respaldado por el oro a un tipo de cambio fijo de 35 dólares por onza de oro. Este sistema se conoció como el Sistema de Bretton Woods y estuvo en funcionamiento hasta principios de la década de 1970.
Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, surgieron problemas en el sistema de Bretton Woods. El crecimiento económico desigual, los desequilibrios comerciales y los flujos de capital especulativos comenzaron a ejercer presión sobre los tipos de cambio fijos. Además, el crecimiento económico y la inflación en algunos países no se reflejaban en los tipos de cambio, lo que generaba distorsiones y pérdida de competitividad.
En 1971, el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, suspendió la convertibilidad del dólar en oro, lo que puso fin al sistema de Bretton Woods. A partir de ese momento, los países comenzaron a explorar nuevas formas de gestionar sus tipos de cambio.
La idea de la flotación monetaria ganó popularidad porque permitía ajustes automáticos en el tipo de cambio en respuesta a los cambios en las condiciones económicas y evitaba las distorsiones y las presiones acumulativas asociadas con los sistemas de tipo de cambio fijo. A medida que se desarrollaron los mercados financieros y se mejoró la capacidad de los países para gestionar los riesgos asociados con la volatilidad cambiaria, la flotación monetaria se convirtió en una opción más viable y atractiva.
Desde entonces, muchos países han adoptado regímenes de flotación monetaria o sistemas de tipo de cambio gestionados, mientras que otros han optado por mantener sistemas de tipo de cambio fijo o utilizar diferentes formas de acuerdos regionales o monetarios. La elección del régimen cambiario depende de las circunstancias económicas y las preferencias de cada país.
¿Cuáles son las formas de monedas flotantes?
Existen dos formas principales de monedas flotantes:
1. Tipo de cambio flexible: También conocido como "flotación libre" o "flotación sucia", este es el régimen cambiario en el cual el valor de la moneda se determina completamente por las fuerzas del mercado. El tipo de cambio fluctúa libremente según la oferta y la demanda de la moneda en el mercado de divisas. Los gobiernos no intervienen directamente para controlar o influir en el tipo de cambio, aunque pueden tomar medidas para estabilizar la economía en general.
2. Tipo de cambio gestionado: También conocido como "flotación sucia" o "flotación dirigida", este régimen implica una intervención ocasional por parte de las autoridades monetarias para influir en el valor de la moneda, aunque en menor medida que en un régimen de tipo de cambio fijo. En este caso, el gobierno puede comprar o vender su propia moneda en el mercado de divisas para estabilizar el tipo de cambio o evitar fluctuaciones bruscas. Sin embargo, el valor de la moneda aún se determina en gran medida por las fuerzas del mercado.
¿Cuáles son las razones de la flotación monetaria?
La adopción de un régimen de flotación monetaria puede estar respaldada por varias razones y consideraciones económicas. Aquí hay algunas de las razones comunes para optar por un sistema de flotación monetaria:
1. Flexibilidad: La flotación monetaria permite que el tipo de cambio se ajuste de manera flexible a las condiciones económicas cambiantes. Si hay presiones inflacionarias o deflacionarias, desequilibrios comerciales o financieros, o cambios en la oferta y demanda de una moneda en particular, el tipo de cambio puede ajustarse para reflejar estas condiciones. Al permitir una mayor flexibilidad, se espera que el sistema de flotación ayude a mantener la estabilidad macroeconómica y a reducir los desequilibrios.
2. Ajuste automático: La flotación monetaria permite que el tipo de cambio se ajuste automáticamente en respuesta a los cambios en los fundamentos económicos. Por ejemplo, si un país experimenta un aumento en sus exportaciones, la demanda de su moneda también podría aumentar, lo que a su vez haría que la moneda se apreciara. Esto puede ayudar a mantener el equilibrio comercial y a ajustar los desequilibrios externos.
3. Independencia de la política monetaria: La flotación monetaria a menudo se asocia con una mayor independencia de la política monetaria. En un régimen de tipo de cambio fijo, las autoridades monetarias pueden verse limitadas en sus decisiones de política monetaria, ya que deben mantener el tipo de cambio dentro de un rango determinado. Con la flotación, el banco central puede enfocarse más en objetivos internos, como el control de la inflación y el manejo de la estabilidad económica, sin la restricción de mantener un tipo de cambio fijo.
4. Atracción de inversión extranjera: La flotación monetaria puede aumentar la confianza de los inversores extranjeros, ya que el tipo de cambio se ajusta de acuerdo con las condiciones económicas y de mercado. Esto puede hacer que el país sea más atractivo para la inversión extranjera, lo que a su vez puede impulsar el crecimiento económico y la entrada de capital.
5. Evitar reservas de divisas: En un régimen de flotación, el banco central no necesita acumular grandes reservas de divisas para mantener un tipo de cambio fijo. Esto puede liberar recursos que de otro modo se destinarían a mantener la estabilidad cambiaria y permitir que se utilicen en otros aspectos de la economía, como el desarrollo de infraestructura o programas sociales
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¿Cuáles son los efectos de la flotación de la moneda en la economía de los países?
La flotación de la moneda, también conocida como tipo de cambio flexible, es un sistema en el cual el valor de una moneda se determina por la oferta y demanda en los mercados de divisas, en lugar de ser fijado por una autoridad monetaria. Los efectos de la flotación de la moneda en la economía de un país pueden ser diversos y pueden tener ventajas y desventajas. A continuación, se presentan algunos efectos comunes:
1. Ajuste automático: La flotación de la moneda permite que el tipo de cambio se ajuste de forma automática a los cambios en las condiciones económicas y las fuerzas del mercado. Si hay un aumento en la demanda de la moneda de un país, su valor tiende a subir, lo que puede ayudar a equilibrar las diferencias entre las exportaciones y las importaciones.
2. Competitividad de las exportaciones: Una moneda más baja puede hacer que los bienes y servicios producidos en un país sean más baratos en los mercados internacionales. Esto puede aumentar la competitividad de las exportaciones y estimular el crecimiento económico, ya que las empresas exportadoras se benefician de precios más favorables en moneda extranjera.
3. Inflación y precios internos: La flotación de la moneda puede tener un impacto en la inflación. Si la moneda de un país se deprecia, puede haber presiones inflacionarias debido al encarecimiento de las importaciones, lo que a su vez puede afectar los precios internos. Por otro lado, una apreciación de la moneda puede ayudar a controlar la inflación al hacer que las importaciones sean más baratas.
4. Volatilidad: La flotación de la moneda puede llevar a una mayor volatilidad en los tipos de cambio. Los movimientos bruscos en el valor de la moneda pueden generar incertidumbre y dificultades para las empresas, especialmente aquellas que tienen deudas denominadas en moneda extranjera o que dependen en gran medida de las importaciones o exportaciones.
5. Especulación financiera: La flotación de la moneda puede atraer a especuladores financieros que buscan aprovechar las fluctuaciones en los tipos de cambio. Esto puede aumentar la volatilidad del mercado y potencialmente afectar la estabilidad financiera de un país.
Es importante destacar que los efectos de la flotación de la moneda pueden variar según las circunstancias económicas y las políticas implementadas en cada país. Algunos gobiernos pueden intervenir en el mercado de divisas para influir en el valor de su moneda, implementando políticas como controles de capital o intervenciones directas en el mercado. Estas intervenciones pueden tener como objetivo estabilizar el tipo de cambio o prevenir movimientos excesivos que puedan tener impactos negativos en la economía.